"Otra mirada a la boca artística
Dr. Jamal DJOUDI
Médico estético y antienvejecimiento
Resumen
Una boca hermosa y deliciosa es el sueño de casi todas las mujeres.
La demanda de medicina estética está creciendo, especialmente entre los jóvenes.
Sin embargo, entre las expectativas poco realistas y los resultados cuestionables o incluso fallidos, está claro que el diseño y la creación de una boca bonita son muy subjetivos, dependiendo del profesional y del paciente.
¿Cómo podemos entonces establecer objetivamente las características de una boca bonita?
El arte y la sociología, al rescate de la medicina estética, nos proporcionan respuestas muy precisas.
La boca: un arma de seducción masiva
Según datos recientes, la boca representa entre el 25 y el 30 % de los motivos de consulta en medicina estética.
Un estudio de la Universidad de Manchester, dirigido por el profesor Geoff Beattie, explica esta manía: en los primeros 10 segundos de un encuentro con una mujer, el hombre dedica más de la mitad de su tiempo a mirar su boca, ¡y hasta 7,3 segundos si ella va maquillada de labios!
Las mujeres lo saben: la boca es su "arma de seducción masiva", y los procedimientos de aumento les permiten utilizarla mejor. O eso esperan, pero...
Pero cuidado con la deriva
Hasta hace poco, los pacientes sólo acudían para arreglar su "código de barras", mejorar el adelgazamiento de los labios o rellenar las líneas de amargura.
La principal demanda es ahora el aumento del volumen de sus labios. Pero esta petición no siempre es razonable.
En la era de Internet 2.0 y la dictadura de las redes sociales, a veces es difícil para los profesionales no ceder.
De ahí los fallos monumentales que todos podemos ver en los medios de comunicación. ¿Quién no ha odiado los labios de Emmanuelle Beart, Meg Ryan o Donatella Versace?
Desgraciadamente, todos estos horrores no sólo los cometen expertos de renombre con estrellas internacionales, sino que también los cometen a diario médicos corrientes con pacientes corrientes.
La razón principal es la falta de formación artística, mientras que la formación anatómica es omnipresente.
Aquí es donde radica el problema: la anatomía puede ciertamente rejuvenecer un poco y evitar los efectos secundarios, pero nunca puede utilizarse para desarrollar un proyecto artístico para el paciente.
Muchos errores graves se cometen de buena fe, ya que algunos profesionales aplican sistemáticamente su propia visión de la belleza, fruto de la presión mediática y de sus experiencias estéticas personales. Esto explica por qué vemos las mismas bocas, las mismas frentes congeladas, los mismos pómulos en las salas de espera...
El arte al servicio de la medicina estética
Los griegos fueron los primeros en elaborar "cánones de belleza", codificando las proporciones, los ángulos, la armonía y la relación de los distintos elementos del rostro entre sí.
Ampliamente copiados por los romanos, meticulosamente reproducidos por los artistas del Renacimiento, estos cánones demostraron su validez gracias a las inmortales obras maestras que nos han dejado artistas como Miguel Ángel, Rafael, Durero, Leonardo da Vinci y muchos otros.
Además, estas normas siguen vigentes en la actualidad. Por lo tanto, es imperativo que se utilicen para enriquecer la medicina estética y que sirvan de base para nuestros análisis.
¿Y la boca?
La posición de la boca en la cara es casi matemática:
Horizontalmente, la línea entre los dos labios (línea interlabial) debe ser un tercio de la distancia entre la base de la nariz y el mentón (Fig. 1).
En sentido vertical, las comisuras se alinean con las verticales rebajadas de la parte interna del limbo (del iris) o como máximo de la parte interna de la pupila.
En general, esta anchura no debe superar la mitad de la anchura de la cara en la línea interlabial (Fig. 1: BC<AD/2).
Por lo tanto, tenga cuidado al corregir los pliegues de amargura de no sobrepasar este valor, ya que de lo contrario obtendrá una "boca de broma".
La forma de la boca varía mucho en función de la forma del surco nasolabial, el grosor respectivo de los labios, su volumen, etc. En general, desde el frente :
El labio superior tiene forma de M, mientras que el inferior tiene una forma de U muy aplanada o, más raramente, de W.
El labio superior tiene tres grupos (Fig. 3), mientras que el labio inferior sólo tiene dos.
Un error común es hacer sólo 2 labios superiores macizos, con una apariencia de "cortina" o incluso de "labio leporino", como en el caso de una famosa actriz francesa mencionada anteriormente.
La proporción entre el labio superior y el inferior es muy importante:
Artísticamente es 2/3 o 0,66, es decir, la altura del labio superior es igual a 66% de la altura del inferior (Figura 4).
Los defensores de la teoría de la proporción áurea abogan por un labio inferior 1.618 veces más grueso que el superior (una proporción de 0,62:1).
Sin embargo, esta proporción produce un labio superior demasiado fino en comparación con las bellas bocas observadas.
De forma más general, un solo número no puede explicar la inmensa variedad de aspectos que nos ofrece la belleza, como demuestra magníficamente la profesora Marguerite Neveux en su documentado libro: "Le nombre d'or, autopsie d'un mythe".
El dobladillo del labio superior debe ser muy preciso, pero sólo en su 2/3 interior. Efectivamente, hay una invaginación en el 1/3 exterior, el labio blanco "entra" para formar la comisura.
Por lo tanto, es un error artístico inyectar el tercio exterior. La proyección de los labios, vista de lado, representa el principal error cometido en la medicina estética. En general:
Los dos labios están detrás de una línea que une la punta de la nariz y el mentón (Fig. 5).
El labio superior siempre sobresale del inferior (Fig. 5). Los labios alineados verticalmente (Fig. 6) o demasiado proyectados (Fig. 7: pico de pato) son errores comunes.
El labio inferior es cóncavo en toda su longitud y no suele tener dobladillo, a diferencia del labio superior. La creación de un dobladillo a este nivel es un error común que da una apariencia muy artificial tanto en estático como en dinámico.
Las comisuras de la boca son un elemento clave de la juventud y la expresión facial, que se deterioran con el tiempo. Lo ideal es que estén por encima de la línea interlabial, de lo contrario parecerán cansados, tristes, amargados o incluso malos.
Sociología: El canon de belleza moderno está cambiando.
Las características artísticas de la boca han cambiado poco a lo largo de la historia.
Son bastante idénticos en la Venus de Milo, la Mona Lisa o las mujeres de finales del siglo XX.
Un estudio realizado por la revista Vogue sobre fotos de estrellas publicadas desde 1945 hasta la actualidad muestra que hasta 2010 no se han producido cambios notables en el volumen y las proporciones de los labios en relación con los demás rasgos faciales.
Pero las cosas han cambiado en la última década.
En efecto, el despliegue mediático de la industria de la moda y la belleza, los trucos ultrasofisticados de PhotoshopEl deseo de imitar la extravagancia de sus ídolos empuja a algunas mujeres a pedir modificaciones excesivas o incluso irreales, sobre todo por las redes sociales: las mujeres piden una boca más sensual, más sexy. Con características específicas, incluso de volumen excesivo, especialmente en el labio superior.
¿Debemos ceder a la demanda?
Sí, pero en proporciones controladas. Los estudios sociológicos proporcionan una valiosa visión de estos límites:
El volumen puede aumentar en 150 %: este es el valor ideal establecido en una muestra de 450 personas (Fig. 8). En la práctica, se pueden aumentar los labios pero sin hacer desaparecer los pliegues radiales de los labios por sobredistensión, lo que da un aspecto muy poco natural de "hocico de tenca".
El labio superior puede aumentar, pero no más que la altura del inferior. Un importante estudio ha establecido que la proporción preferida entre el labio superior y el inferior es de 0,68:1, que coincide casi perfectamente con la proporción artística académica (0,66:1), pero no con la proporción áurea (0,618), ni con la proporción solicitada por nuestros pacientes (1:1 o más).
Las crestas filtrales prominentes y bien definidas y el arco de cupido prominente no se adaptan a todas las bocas. Las investigaciones de la profesora Suzanne Ashley, de la Universidad de Washington, demuestran que existe una clara correlación entre la visibilidad del surco nasolabial y el arco de cupido y el tamaño del labio superior.
Cuanto más fina sea esta última, menos visibilidad filtral habrá. Por lo tanto, es necesario mantener una coherencia entre estos elementos y tener en cuenta la morfología natural anterior.
La visibilidad de los incisivos centrales superiores en reposo, como se ve en Georgia May Jaegger o Brigitte Bardot joven, y un labio inferior "bilobado" como en Angelina Jolie o Lindsay WixsonSe trata de lo que los anglosajones llaman "pouty lips", porque recuerdan a los labios de un niño (figura 9).
Numerosos estudios han establecido que los labios carnosos son la sensualidad imprescindible para las nuevas generaciones.
Pero, de nuevo, no todos los rostros pueden beneficiarse de estas características.
El deseo de hacer aparecer los incisivos centrales superiores puede dar lugar a bocas de "cortina" o "pico de liebre" muy artificiales, y el deseo de crear un labio inferior bilobulado puede aumentar demasiado la proyección en relación con el labio superior y la línea nariz-mentón.
Los resultados deben ser armoniosos, pero también naturales
Por lo tanto, todos estos criterios deberían aplicarse, en general, sólo a la mujer joven de menos de 40 años, rara vez más.
En el caso de los pacientes de mayor edad, debe seguirse una relación clásica acorde con la edad.
También hay que tener en cuenta que la modificación de las dimensiones de la boca puede alterar en gran medida otros rasgos faciales.
Por ejemplo, cuando se aumenta el labio superior, se reduce la altura del surco nasolabial y se aumenta ópticamente la altura del mentón.
En una persona que ya tiene un mentón grande, obviamente debe evitar cometer este error.
He aquí algunos ejemplos de la práctica.
En conclusión
Nadie discutirá que la creación de una boca bella, y a fortiori un rostro bello, debe hacerse según las reglas del arte.
Estas reglas constituyen un marco del que, no obstante, será posible escapar en función de las características de cada rostro.
También será necesario a veces ir más allá de los límites para adaptar nuestras acciones a la evolución de la demanda, pero siempre en proporciones que controlaremos gracias a las referencias artísticas y los datos sociológicos.
En efecto, somos expertos y, por tanto, los únicos que toman decisiones, guardianes de la armonía y la naturalidad de nuestras "obras".
Sin embargo, es deseable adquirir esta metodología artística, para "educar el ojo" como decía Monet. Esta nueva forma de ver las cosas nos permitirá tomar decisiones terapéuticas mucho más precisas, con el resultado de que los pacientes y sus familias estarán satisfechos con los resultados estéticos.
No cabe duda de que en un futuro próximo la preferencia de los pacientes será este tipo de experiencia.
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